Dicen que la primera impresión es la que se queda. También en las fotografía de paisajes. Pero con Florencia no me ocurrió lo mismo y he pasado por todos los sentimientos hasta llegar a sentir, levemente, el Síndrome de Stendhal.
La primera vez que estuve en Florencia y vi el Duomo tan sucio y con un aspecto abandonado que, la verdad, me sentí defraudada. Mi enorme ilusión cayó al suelo al instante. Y mis fotos de paisaje con ella.
Luego del pánico inicial vino una amplia y tranquilizadora explicación sobre las reformas, y la limpieza en profundidad de todos los edificios y monumentos que estaba sufriendo ese año. Así que mi cámara volvió a asomarse para adentrarnos en la maravillosa historia de una ciudad llena de arte y belleza.
He tenido la oportunidad de visitarla en varias ocasiones y cada vez me embriaga más y cada vez tengo que llevar más tarjetas para poder traer imágenes nuevas de una vieja ciudad exquisita.
Esta es una mínima recopilación fotográfica de mi último viaje turístico a Florencia… Iré subiendo poco a poco el resto. ¡Disfrutad!.